Un homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente
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esulta una casualidad llena de misterio que alguien nazca y muera el mismo día. Es el caso de Félix Rodríguez de la Fuente, que cumpliría 90 años este 14 de marzo, y fue también el mismo día cuando murió en un accidente de trabajo, al estrellarse el helicóptero en el que realizaba una filmación en Alaska, hace 38 años. Es llamativo que una parte sustancial de la adolescencia y la juventud de hoy no conozca su obra, ya que con ello se pierde una oportunidad de que aprendan a apreciar el mundo natural de la mano de un gran divulgador, que nos entusiasmó con su capacidad de transmisión del amor a los animales y a la naturaleza en general. La serie de documentales denominada de forma genérica El hombre y la tierra llenó muchas de nuestras tardes desde el 4 de marzo de 1974 hasta el 20 de junio de 1981, a través de TVE. La serie fue repuesta desde el 12 de marzo de 2009 hasta el 24 de septiembre de 2012. Dentro de ella pudimos conocer y admirar al lobo por medio de la voz grave de Félix Rodríguez de la Fuente. Muchos recordamos con cariño el documental, dentro de la serie El hombre y la tierra, denominado Prisioneros del bosque, posiblemente uno de los documentales más hermosos, profundos y poéticos jamás realizados. En el citado documental pudimos comprender la dependencia de los animales de su hábitat y la responsabilidad del ser humano en la conservación de la naturaleza, un patrimonio que nos es dado y no tenemos derecho a destruir.
Félix Rodríguez de la Fuente tuvo un papel excepcional en la divulgación del conjunto de la fauna ibérica. Recuerdo a mi padre seguir con pasión los documentales y comentarlos con entusiasmo conmigo cuando aún estaba en Huelva estudiando Bachillerato, como cuando volvía los fines de semana estando ya estudiando Biología en la Universidad de Sevilla. Este gran científico y divulgador consiguió, con su equipo integrado por profesionales como Teodoro Roa, también fallecido, y Carlos Llandres y Jesús del Río, por citar algunos colaboradores relevantes, llevar el conocimiento y el amor a nuestra fauna a todos los hogares, a personas de diferentes edades y generar un espíritu de conservación de la naturaleza sin precedentes en España hasta ese momento. Félix Rodríguez de la Fuente marca un antes y un después. Dicen los expertos en conservación que en el tiempo desde que falta Félix Rodríguez de la Fuente, casi 40 años, se ha extinguido o ha entrado en la calificación de vulnerable o muy vulnerable, de acuerdo con la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), el 50% de la fauna del planeta. A finales del año 2017 se ha presentado el libro Contaba Félix… (VintalCrea Ediciones, Sevilla, 2017), cuyos autores son Carlos Llandres y Jesús del Río prologado por Odile Rodríguez de la Fuente, hija de nuestro querido Félix. El libro trata sobre el lado más humano de Félix, con anécdotas, ilustraciones y fotografías inéditas sobre sus distintas expediciones; un documento excepcional sobre la conservación de nuestra fauna y un homenaje merecido a la figura de Félix, que nos habla de forma directa y sencilla de “nuestros amigos los animales”, como solía expresar en sus documentales. La enciclopedia Fauna Ibérica, editada por Salvat Editores, y sus Cuadernos de Campo constituyen una joya de divulgación, con una elevada belleza plástica, que deberíamos recuperar. Llama la atención que en la semana que recordamos la figura excepcional de Félix Rodríguez de la Fuente, centrados en el 14 de marzo, fecha en la que nació y murió, le hayan puesto a la borrasca que nos azota el nombre de Félix. Si consideramos sus evidentes aspectos negativos y desastrosos, el nombre dado al evento climático extremo que padecemos lo considero inoportuno, fruto de una casualidad. Pero si lo vemos también como vehículo de agua benefactora, a pesar de los innegables daños, necesaria para nuestros campos y ecosistemas, podríamos evocar la figura de Félix Rodríguez de la Fuente como agua que hizo germinar en nuestras mentes el amor a la naturaleza. La divulgación del mundo natural, y la transmisión de sus valores y servicios, es hoy tan necesaria como ayer, si no lo es más debido al efecto de nuestra sociedad sobre el planeta. Debemos incidir en la cuestión ética que representa la defensa del conjunto de la Biosfera, ya que compartimos el planeta con otras especies en una casa común, como nos dice el papa Francisco. Félix Rodríguez de la Fuente, a quien rendimos este breve homenaje desde la Academia Iberoamericana de La Rábida, fue un paladín de defensa de la naturaleza y un gran divulgador de la misma, ejemplo para todos los que estudiamos el mundo natural y faro que debe guiar nuestra necesaria divulgación al conjunto de la sociedad. Un compromiso ineludible.